La lluvia se
adelgaza entre mis dedos
sutil y
liviana, mientras camino
por el bosque
de estrellas.
Una suave
caricia rodea
mi cintura y
mis hombros
al mismo tiempo
que un soplo
de mariposas baila
en mi oído.
La voz de mi
guía amoroso
me susurra versos
de verano
y palpita mi
corazón
como un bello
potro.
Me siento
debajo del álamo
y el ritmo del
agua abraza
mis sentidos
dormidos.
Ya el sol se
esconde detrás
de las grises
montañas.
Ahora me quedo
con la luna
dormida en el
regazo.
Imagen: Pixabay
De mi poemario "Palabras de Luz"