miércoles, 20 de abril de 2011

ALMUDENA





Almudena se sorprendió aquella tarde cuando le dijeron en el médico que tenía un cuadro de ansiedad y depresión. Ella se sentía feliz en su pequeño mundo, por lo que no entendía que le diagnosticaran esa enfermedad.

Había perdido a su hijo de 18 años en un accidente hacía ya tres años y prácticamente se había recuperado de ese trance. Aparte de eso, tenía trabajo y un marido a quién atender.

¡Claro que no sabemos cómo era el marido! ¿A lo mejor le hacía la vida imposible? Pero resulta que no era así. Ignacio era una magnífica persona y le dedicaba la mayor parte de su tiempo libre.

Almudena tenía otra preocupación que nadie sabía…

Me lo contó una vez en la sala de espera del hospital. Se había liado con otro hombre que había conocido en el curso de catalán. Era bastante mayor, pero muy atento y culto y no pudo evitar caer en el enamoramiento como una simple colegiala.

Hacía tan sólo dos meses que su amado le había abandonado y su tristeza era visible. Su dolor se parecía al que había padecido con la muerte de Dani.

Entonces pensó que la vida le había arrebatado a las dos personas que más quería...



Micaela



Imagen: "Joven cosiendo en el jardín" de Mary Cassatt (1844-1926)


domingo, 3 de abril de 2011

LA RENDICIÓN


“Y tu cuerpo se hizo dorado

y transitable, feliz

como un presagio que

nos enfurecía”.


Luis García Montero


LA RENDICIÓN


Cada día abro mis ojos

al silencio de la mañana.

Me inundo de sol.


Un sol deshojado de nervios

aplaca mi boca

aún aplastada contra tu cuerpo.


Y tú sigues en tu sueño…

buceando caracolas,

recogiendo las conchas

de la dormida playa.


Me invitas, en breve,

al azúcar de tus ojos

semicerrados,

ángulo de deseos.


Tu cuerpo me habla:

“como un presagio que

nos enfurecía”.


Te enredo en los cabellos

de Venus plateada

y como locos

nos adentramos en

la intensa furia del amor.


Desatados los dos,

llegamos a mediodía.

La luz se ha girado en naranja.

Entonces nos comemos

nuestros anhelos

con los rostros apagados.


Nos separamos…

El día se ha pintado de rosa.

La luz se apaga como cera

invisible de ojos negros.


Hasta el lunes siguiente, amor,

cuando venga otra embestida…

Cuando la luna se complazca

de risa eterna

y los navegantes vuelvan

con sus redes de mares.


No estaré en la oficina,

¡no me llames!

Dejaré mi corazón cerrado

hasta que lo abra tu llave.


Mis vestidos se quedarán

partidos de llanto

porque no encuentran

la luz de tus ojos.


Te esperaré de nuevo,

párvulo corazón amarillo

de mi largo vientre.


Micaela


Del libro inédito "No dejes de ser lluvia", publicado en la 1ª Antología de Vilapoética

Imagen: "Los amantes" de Magritte