Vivo
con el fuego
apartada
de tu luz,
avanzando
en el camino
en
medio de la ciudad.
Una
parte de mí, vive
en el
silencio más oscuro.
Otra
se rompe en mitades
y
alcanzan los dedos
de
junio encendido.
Son
brasas que gimen
insólitas
en el pleamar.
Espadas
que rompen
tu
corazón de lunas.
Aunque
no vuelvas
sé que
tu boca es mía.
Aunque
no vuelvas
sé que
aprendí a amarte
a
sorbos de días.
De "No dejes de ser lluvia"
Imagen: "Como estás celosa" de Paul Gaugin
3 comentarios:
Versos encendidos, heridos y al mismo tiempo victoriosos de amor.
Bellísimo poema
Saludos
Como me gusta la expresión "a sorbo de días". Gracias por estos versos de tu libro, versos heridos que al mismo tiempo no se dejan vencer y creen que el amor existe.
Y gracias por tus palabras de bienvenida en casa Micaela. La pasé genial.
Besos
bello escribes con tu alma
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