“Pongamos de moda la felicidad”. Hace poco pude leer este
eslogan en un video y pensé ¡qué bonita frase y que poca importancia le damos
al contenido!
Por otro lado, el término “felicidad” tiene un amplio
significado y cada uno puede interpretarlo según su punto de vista, intereses o
deseos.
Según la R.A.E. “felicidad” quiere decir “estado de ánimo que se complace en la posesión de un bien”. Así será feliz
la persona que adquiere una vivienda, o un automóvil o disfruta de unas buenas
vacaciones. Entonces irremediablemente, tenemos que hablar de dinero. La
persona es feliz cuando su abundancia económica es considerable; pero esta
realidad tampoco es cierta. Al final, una persona millonaria puede ser la más
desgraciada, porque su mujer le ha abandonado o no se habla con sus hijos, o
bien, tiene una enfermedad grave.
Considero que la persona es feliz cuando está en paz
consigo misma y no necesita demasiadas cosas materiales en el devenir diario.
Acepta todo lo que le va sucediendo, sea positivo o negativo puesto que son
experiencias que el alma necesita aprender. Aunque resulte increíble, una
enfermedad puede resultar un acontecimiento maravilloso
que puede beneficiar a alguien en un momento dado y le ayude a cambiar en su
forma de ser. También una separación o divorcio, por muy doloroso que sea, se
convertirá a lo largo del tiempo en algo bueno para este ser.
También es feliz el que se entrega y da su amor a los
demás, de manera incondicional, es decir, sin esperar nada a cambio.
La felicidad se debería medir a trocitos. Cualquier gesto
amable o palabra adecuada nos produce felicidad, actos tan sencillos como ver
un amanecer, saborear un chocolate caliente, caminar por la playa o por la
montaña, ver una buena peli, abrazar a un ser querido, disfrutar con la lectura
de un libro, escuchar música, pintar un cuadro, hacer punto, cocinar tu plato
favorito, dormir una siesta…hay miles de cosas que hacemos a diario, de manera
rutinaria y nos causan placer. Son fragmentos de felicidad. Esa es la que
tenemos que incentivar y “poner de moda”
sin esperar constantemente a que nos llueva el futuro. Nuestros sueños nos
empujan a vivir siempre en vilo, deseando que se cumplan, abandonándonos al
fantasma de la desidia si no se realizan, por lo que no apreciamos los pequeños
actos de amor de cada día y esos instantes son únicos y se podrían recoger con
una cámara fotográfica.
¡Pongamos de moda la felicidad!
Imagen: "El columpio" de Fragonard
2 comentarios:
Estupenda entrada...
Que lindo escrito amiga un placer volver a leerte,...Saludos
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