miércoles, 20 de abril de 2011

ALMUDENA





Almudena se sorprendió aquella tarde cuando le dijeron en el médico que tenía un cuadro de ansiedad y depresión. Ella se sentía feliz en su pequeño mundo, por lo que no entendía que le diagnosticaran esa enfermedad.

Había perdido a su hijo de 18 años en un accidente hacía ya tres años y prácticamente se había recuperado de ese trance. Aparte de eso, tenía trabajo y un marido a quién atender.

¡Claro que no sabemos cómo era el marido! ¿A lo mejor le hacía la vida imposible? Pero resulta que no era así. Ignacio era una magnífica persona y le dedicaba la mayor parte de su tiempo libre.

Almudena tenía otra preocupación que nadie sabía…

Me lo contó una vez en la sala de espera del hospital. Se había liado con otro hombre que había conocido en el curso de catalán. Era bastante mayor, pero muy atento y culto y no pudo evitar caer en el enamoramiento como una simple colegiala.

Hacía tan sólo dos meses que su amado le había abandonado y su tristeza era visible. Su dolor se parecía al que había padecido con la muerte de Dani.

Entonces pensó que la vida le había arrebatado a las dos personas que más quería...



Micaela



Imagen: "Joven cosiendo en el jardín" de Mary Cassatt (1844-1926)


7 comentarios:

Myriam dijo...

Supongo que el médico no era ni psicólogo ni psiquiatra porque confundió una "depresion" con un "duelo" y en este caso doble. el duelo por la pérdida de un hijo no se supera facilmente y se reaviva al sumarse uno más.

Triste historia, los duelos hay que atravesarlos, no se pueden barrer bajo la alfombra.

La imagen preciosa.
Un ABRAZO Y MUY fELICES fIESTAS.

Marisol Cragg de Mark dijo...

Una mujer que lucha por vivir es tu Almudena a pesar de todo... Me uno a las palabras de Myriam.
Recibe muchos saludos desde Berlín.

José Antonio Fernández dijo...

Efectivamente, esas depresiones no definidas vienen de algún acontecimiento mal curado. Las malas noticas se han de digerir como dicen Myriam y Marisol realizando un duelo que el tiempo se encargará de curar.
Buen texto y buena Semana Santa!, ah, y un gran día el de Vilapoética.

Janeth dijo...

Lindo escrito, las penas inevitables que el destino nos tiene preparadas para creser aprendiendo....

Aprender a sufrir, soportar el dolor, a aceptarlo, a integrarlo en nuestra vida y a perderle el miedo. Vivir con él teniendo presente que es el Maestro más piadoso, pues nos avisa cada vez que algo anda mal o no marcha como debiera.

...PARA DISFRUTAR dijo...

Nunca sabemos lo que nos depara el futuro. Y a veces las cosas surgen sin buscarlas porque se dan las circunstancias oportunas. Me gusta tu blog. Te seguiré.

Anónimo dijo...

Mucho dolor!! ¿Quién no cae después de algo así? solo el amor de alguien cercano, la comprensión y el tiempo, pueden aliviar algo tan duro.

Un fuerte abrazo
Gracias

SANTIAGO LIBERAL dijo...

bueno, una triste historia de confusión.
Un placer saludarte amiga