martes, 23 de septiembre de 2008

AGUDIZAR LOS SENTIDOS



El mundo de los sentidos es amplio, rico en matices y nos ofrece un material importante para la escritura. Tan sólo tenemos que desarrollar nuestra percepción sensorial y buscar olores, sabores, imágenes, sonidos y texturas del entorno que nos rodea. Y sentir que cada sensación nueva nos pertenece, nos atrapa por completo.

Lo sonoro. Puede conducirnos al placer, como escuchar una ópera, el ruido del mar, el viento... son sonidos que nos transmiten paz, tranquilidad; pero también nos conducen al miedo, como el rugido de una bestia, o el golpe seco en la puerta de casa.

Lo olfativo. Muchas veces los olores nos conducen al recuerdo, al pasado: el olor del pan recién horneado, el olor del pueblo. También despiertan nuestra sensualidad, especialmente los perfumes y esencias. Hay olores repugnantes y otros que nos invitan al sosiego, como el olor a lavanda. Ninguna novela mejor que El Perfume de Patrick Süskind, para el análisis y descripción de infinidad de olores, llevados con gran maestría al campo de la literatura:

“Cuando se cansaba del espeso caldo de las callejuelas, se iba a lugares más ventilados, donde los olores eran más débiles, se mezclaban con el viento y se extendían casi como un perfume; en el mercado de Les Halles, por ejemplo, donde en los olores del atardecer aún seguía viviendo el día, invisible pero con gran claridad...”

Lo visual. La vista atrapa cada día infinidad de imágenes bellas: la puesta del sol, la sonrisa de un amigo, el parque de tu ciudad... y también otras que nos producen horror y pena: un accidente, o la muerte de un ser querido. Es uno de los sentidos más potentes con el que contamos, y muy desarrollado en los pintores y poetas.

Lo táctil. ¡Qué mejor sensación que la de un abrazo!. Sentir el cuerpo de la otra persona y tocar sus manos y su cara. Otras veces, se puede convertir en un auténtico fastidio: el sudor insoportable y húmedo... La piel está preparada para sentir el calor, frío, dolor o placer.

Lo gustativo. Hay sabores que embriagan y llevan a la adicción. Recordemos la famosa novela de Laura Esquivel, Como agua para chocolate, en dónde la escritora desarrolla al máximo el sentido del gusto, a partir de las recetas de cocina tradicionales. Isabel Allende, en su conocida Afrodita, escribe las siguientes palabras:

“El placer de un sabor se centra en la lengua y el paladar, aunque a menudo no comienza allí, sino en el recuerdo. Y parte esencial de ese placer reside en los otros sentidos, la vista, el olfato, el tacto, incluso el oído.”

Al final todos los sentidos trabajan en perfecto equilibrio para elevarnos, permitiéndonos caminar día tras día a lo largo de nuestra existencia. Creo que debemos ser más conscientes y abrirnos a ese mundo que nos rodea, agudizando nuestros cinco sentidos.


Alodia


Imagen: Michael Jastremski (Philadelpia)





1 comentario:

Tentáculo. dijo...

Realmente creo lo mismo. Los sentidos, que cuestión tan intrigante. Los poseemos, pero requieren de nuestra atención. Son las puertas, pero debemos tocarlas con nuestras mejores intenciones para que se abran.

Hoy a la mañana toque algunos de ellos y ellos me dieron la paz que me trajo a este mar.

El mar me mojó y la profundidad del color me obnubiló. Sin duda la inmensidad es como un gran abrazo, rompe las barreras, no pide permiso, nunca debería hacerlo.

Gracias por el blog.